Page 74 - A Corazón Abierto
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Ana María muere el 11 de enero de 1885.

                Pide  morir  en  el  suelo  como  signo  de  humildad  e
               identificación con Jesús. Como sabia caminante en la vida y
               mujer de profunda fe, se da cuenta de la proximidad de su
               partida a la Casa del Padre. Consciente de ello, permanece
               serena  y  lúcida  aun  en  medio  de  fuertes  dolores  que  la
               inmovilizan.  También  en  su  muerte  quiere  asemejarse  a
               Jesús, a quien ha amado desde niña, y quiere morir en el
               mismo despojo que Él. Así lo expresa diciendo: “Quisiera
               morir  como  penitente  por  amor  a  Cristo  Jesús  que,  por
               amor a mí, murió clavado en la cruz”. En respuesta a ese
               pedido, es colocada en un estrecho colchón sobre el suelo.

                Toda la comunidad la acompaña rezando y velando junto
               a  su  lecho.  Sus  últimas  palabras:  –  “Hija  mía”  repetido
               por tres veces a una novicia que ha perdido a su madre
               recientemente – son la expresión más genuina  de lo que la
               constituye en lo más profundo: su maternidad.
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