Familia Janeriana

Introducción

Familia Janeriana un don para el mundo y la Iglesia


Consagrados y laicos, llamados a través del tiempo a compartir este carisma, lo han enriquecido con su propia vocación, dando respuesta al mundo de hoy, desde el amor manifestado en el servicio, vivido en fraternidad, al modo de Ana María Janer.

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En la familia janeriana se manifiesta la capacidad del carisma para unir la diversidad de vocaciones como en una sinfonía. El Espíritu une sin confundir, distingue sin separar, en una armoniosa y enriquecedora complementariedad.

Laicos y consagrados somos invitados a caminar juntos como pueblo de Dios, a trabajar unidos, de modo participativo y fraterno, cada uno con su don, su talento, su particularidad, en el modo de ser llamados por el Señor a colaborar con la humanidad, según el modelo de Ana María. A dar nuestros propios pasos, como en su tiempo lo hizo ella y ensanchar nuestro corazón a las dimensiones del complejo mundo de hoy para sanar, curar heridas, tender puentes, dar respuestas y hacer que florezca la Vida. Haciendo de este mundo un hogar, una casa grande para todos, una mesa inclusiva y acogedora en la que se promueva la hospitalidad, donde nadie se sienta excluido sino que cada uno encuentre su lugar, reconstruyendo la fraternidad desde la cercanía con los más vulnerables, haciendo presente la fuerza invencible del Reino, porque el sueño de una fraternidad sin fronteras palpita en cada uno de nosotros.