Nuestra Misión
Pastoral Educativa
Como Ana María Janer, experimentamos, que la misión es pasión por Jesús y pasión por su pueblo.
Lo específico de nuestra misión es el amor manifestado en el servicio; que procura rehacer la comunión humana por el humanismo del amor, revelado en Jesucristo.
Buscamos la transformación del hombre y del mundo para que tengan vida y VIDA EN ABUNDANCIA. Vida que sana las heridas, que une lo que está dividido, que fortalece a los vulnerables y que ilumina las oscuridades de nuestro mundo desde la caridad hecha servicio.
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La familia janeriana, ayer como hoy y abierta al futuro, siempre providente y esperanzado, con fidelidad dinámica, se siente invitada a realizar una lectura creyente de los acontecimientos que jalonan la historia, e intenta reproducir, con valor, la audacia, creatividad y santidad de Ana María, como respuesta a los desafíos de cada tiempo del devenir humano, preguntándose como ella: ¿de qué manera Jesucristo necesita ser servido en sus hermanos más pequeños y vulnerables?.
En cada janeriano, late en su interior la convicción de que somos una misión en esta tierra, y para esto estamos en el mundo.
Convocados en la misión de bendecir, consolar, sanar, levantar, iluminar, ser manifestación de la misericordia del Padre en la tierra, nos sentimos responsables de la fragilidad humana y deseamos cuidar samaritanamente, de aquellos que el Señor ha puesto en nuestro camino.
Por eso hoy los janerianos con corazón fraterno y universal estamos llamados a poner en juego la vida por los demás, a saber ver más allá, escuchar con el corazón y tocar con misericordia el grito de los pobres, para vendar sus heridas, restaurar su dignidad, desde ese modo concreto de amar y actuar de Ana María. Amando y sirviendo siempre, en todo y a todos sin distinción, amor misericordioso que transforma, acompañando, cuidando y sosteniendo a los más frágiles y débiles de nuestras sociedades.
En todas las presencias pastorales nuestro estilo o modo de proceder es constituir comunidades al estilo de la Sagrada Familia, lugar visible donde Dios se hace hombre; comunidades en las que la fraternidad es el valor supremo, y en las que los otros son amados, acompañados, asistidos o educados integralmente, con un estilo sencillo, acogedor, con sentido de familia, trabajo constante y compromiso con el bien común.
En todas las presencias pastorales nuestro estilo o modo de proceder es constituir comunidades al estilo de la Sagrada Familia, lugar visible donde Dios se hace hombre; comunidades en las que la fraternidad es el valor supremo, y en las que los otros son amados, acompañados, asistidos o educados integralmente, con un estilo sencillo, acogedor, con sentido de familia, trabajo constante y compromiso con el bien común, a través de las diversas presencias pastorales: asistencial, educativa, social y misionera, permaneciendo abierto a los signos de los tiempos para responder desde el amor donde la humanidad clama.